lunes, 31 de agosto de 2015

La época en que tener bebés era casi un truco de magia potagia!!


A principios de la década de 1600 se desarrolló una forma no quirúrgica de ayudar al bebé en un nacimiento difícil. Era un manera tosca y muy simple, pero a nadie se le había ocurrido antes: el fórceps. Hablando en román paladino: se empezaron a usar unas pinzas gigantes para agarrar la cabeza del bebé a fin de que saliera con más suavidad por el conducto pélvico de la madre.

Sí, es una imagen muy de dibujos animados, pero lo cierto es que funcionaba, y también evitaba innumerables complicaciones con el parto.

Sin embargo, la existencia del fórceps se mantuvo en estricto secreto durante más de un siglo por parte de la familia de médicos que lo inventó, pues esta ventaja sobre otros tocólogos les permitía ganar mucho dinero con el invento.
Así, para preservar su monopolio obstreticio, cada vez que usaban el fórceps se debían introducir en la sala ocultos en una caja forrada, que solo se abría cuando se había echado a los observadores. También se vendaba los ojos a la madre para no pudiera contar nada a sus familiares y allegados y, por extensión, a su propio vástago: «hijo mío, ¿sabes cómo naciste? Pues… yo tampoco».
¿Habéis visto Ahora me ves? ¿El truco final? ¿El típico juego de prestidigitador consistente en introducir a una chica mona dentro de una caja para que desaparezca y reaparezca más tarde? Pues eso, pero aplicado durante 100 años al mundo de la obstetricia. Abracadabra, aquí tiene a su retoño, señora. El fórceps, en este particular, se parecía a una tecnología alienígena secreta, un objeto futurista Anunnaki cuya naturaleza no debía revelarse so pena de que la humanidad enloqueciera, «¡socorro, nooo, pinzas gigantes para sacar bebés!».

Cesárea… no
Hasta que empezó a usarse el fórceps, las complicaciones en el parto se resolvían a practicando una cesárea. A pesar de que hoy en día es un procedimiento rutinario, lo de abrir la pared muscular abdominal y la matriz para sacar el bebé por un orificio un poco más holgado era una medida que solo se tomaba en casos realmente difíciles, generalmente cuando la madre había muerto o no había esperanza para ella y aún se podía salvar al bebé.



Pero la cesárea, en tiempos pretéritos, era francamente peligrosa: en la década de 1860, por ejemplo, la tasa mortalidad era de más del 80%.
El fórceps solucionaba el problema: ayudaba a los bebés en los partos difíciles y evitaba que la madre muriera en el proceso. Cuando por fin se develó el secreto del fórceps, los tocólogos empezaron a usarlos masivamente y también se fue mejorando su diseño progresivamente, como explica Lewis Dartnell en su libroAbrir en caso de Apocalipsis:
Una importante mejora fue el desarrollo de una versión en la que los dos brazos del instrumento se desmontaban del pivote, de modo que podían deslizarse de manera independiente hasta la posición deseada, y con el tiempo el diseño del fórceps ha evolucionado gradualmente de modo que sus brazos sigan la curvatura anatómica de la pelvis materna (trabajando en conjunción con las contracciones musculares) y las pinzas de los extremos se amolden a la forma del cráneo del bebé.
Así de importantes fueron para el futuro de la humanidad unas pinzas, unas simples pinzas. Puede sonar cómico, pero más lo era imaginar que los bebés los traía un pajarraco desde París, ¿no?


Artículo de: STRAMBOTIC

miércoles, 26 de agosto de 2015

M-30

Queridos trabajadores estivales... he de daros una noticia (por si no os habíais dado cuenta aún). Estábamos sobradamente cómodos, sintiendo que la carretera era nuestra y conducir era un placer (estilo Marujita con puro), peeeeero...chan chan chaaaannn...

¡¡Ya han vuelto todos LOS gilipollas de Madrid de sus estupendas vacaciones!! Y digo así, LOS, con mayúsculas, negrita y en masculino; no por el plural de cortesía; sino porque son ELLOS los que convierten el tráfico madrileño en una auténtica desgracia diaria.

Vuelven los Mercedes, los Audis y los BMWs de esos poderosos machos alfa que se creen con derecho a adelantar por la izquierda, derecha, centro por debajo o por encima tuya... pero adelantarte como sea para demostrar su supremacía en el reino del automóvil aunque tu vayas a 130 o a 150... o a 3000km/h... ELLOS VAN A IR A MÁS QUE TÚ SIEMPRE!!!, ¿qué pensabas mujer? ¡¡a ellos les cuelga una cosita entre las piernas!!.

Vuelven los transportistas, si ELLOS, porque si os fijáis bien... queridos, no hay ni una mujer en ese gremio, y si la hay, bien escondida y discretamente apartada que debe de estar. Estos maravillosos seres que se encargan de plantarte su delicada furgoneta blanca delante tooooodo el camino para que tengas la mejor visibilidad posible gracias a lo "poco" opacas que son y la gracilidad con la que se mueven, se dedican a cambiar de carril a su antojo según les de el aire. Además, son capaces de respetarte como conductor y persona en la ciudad, y ello lo demuestran porque a pesar de tener el 50% de las plazas en ciudad dedicadas a "carga y descarga", NUNCA JAMÁS las ocuparán, porque prefieren pararse en segunda, tercera o cuarta fila (se la sopla), justo delante del barecito para bajar las cocacolas y no dañarse la espalda... que lo mismo les queda a 5 metros de la puerta si aparcan bien, una barbaridad y... "¡chica, estoy trabajando!", tú por supuesto, vas en el coche por el placer incomparable que te produce conducir en Madrid.

Vuelven los taxistas y sus amigos los "autobuseros" (vulgarmente conocidos como conductores de autobús), a creer que TODOS los carriles son suyos, aunque ponga "bici limitado a 30" y aunque el carril por el que ellos deseen circular, parezca estar ocupado por alguien, (¡qué nimiedad!), es suyo por derecho constitucional y tú maldita usuaria vulgar, sin escudo de la ciudad de Madrid estampado en la puerta, estorbas.

Vuelven los camiones, con sus respectivos CAMIONEROS, a adelantar sin intermitente, porque eso es de cobardes, y cuanto más grande el camión más tonto el niño... y cuanto más rápido puedas ir por la autovía, más lento se te plantarán delante, porque ellos circulan a 83km/h y el compañero camionero al que van a adelantar va a 82km/h... qué pérdida de tiempo.

¿Alguien me podría decir cuántas mujeres se comportan así al volante?, ¿alguien me podría dar una mínima estadística, por poco aproximada que sea? porque a mí me sale como de 200 mil millones a una. Pero eso sí, las mujeres conducimos fatal eeeehh... ¡¡mujer tenías que ser!!.


En definitiva, la M-30 y los aledaños vuelven a ser un infierno. Regresamos al paseito que reducirá mi esperanza de vida con cada microinfarto que sufra en el asfalto...





Ya podías seguir de vacaciones todos... ¡coñazos!

miércoles, 19 de agosto de 2015

Resumen de la temporada

Alcohol con burbujas,
            destrucción eléctrica y
                                      nostalgia,
                                        desde el blanco y negro...