jueves, 18 de octubre de 2012

Explosión-implosión y viceversa

Me siento una nebulosa reconcentrada. Antes era un sol... a ver, no es que creyera que todo giraba en torno a mí (aunque para entendernos, desde el punto de vista de uno mismo, lógicamente todo gira a nuestro alrededor, aunque bailen sin contar con nosotros), así nos convertimos de personas a soles, para que entendáis la metáfora (no me gusta explicar las cosas tontas, pero bien es sabido que nadie me comprende cuando hablo y dudo mucho que lo hagáis cuando escribo). Soy un recuerdo de lo que fui, un calor residual en forma de gases generados después de explotar, de tanto chocar, de tanto pelear, al final tuve que hacerlo, comprometiendo la vida de los planetas circundantes. Un fantasma desconocido. Fantasma de la estrella que fui. Estrellada. Estúpida. Negligente. Viva. Ahora residuo de colores como imanes. Y nada. Y silenciosa, vacía y extraña. No me conozco... Lo vuelvo a intentar y no me reconozco. Una nebulosa, estática y eléctricamente estática. Pero con las entrañas moviéndose, expandiéndose y a la vez implosionando. Haciendo del corazón tripas. Tampoco se me puede pedir más. Ni más ni menos. Sólo puedo pedirte, que dejes de chocar conmigo.

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