Te esfumas, nos diluimos, ¿dónde están quienes éramos?...
Nos vemos muy en rojo y veladas, sobreexpuestas, como este carrete que ha caducado antes de manifestar su verdad oculta.
Apenas nos distinguimos en dos cliches de entre todos los negativos, y a duras penas logramos aceptar que esas caras son las nuestras, que algún día lo fueron.
¿Ese brazo que queda eres tú o soy yo? qué más da... ya no nos damos la cara.
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