Se hunde en la almohada, su colchón no tiene funda, y no puede cambiarse a otra cama para buscarla, de todas formas, sabe que tampoco estará en esa... ni en la otra, ni en cualquiera que se imagine excepto en la suya a la que no se atreve a acercarse... Es ella la que se ha ido, y aun así le sigue pareciendo todo demasiado extraño. Se rasca la nariz. Piensa en otro colchón con funda, no uno cualquiera, su colchón con plástico de tienda, nuevo y a estrenar, para volver a cambiarse a otro con una sola excusa, el ruido, aquel rozar tonto que no te deja dormir, solo esa excusa y no tener mil, mil doscientas, como ahora, suyas propias y de nadie más, esas que hábilmente utiliza para no salir de la cama desde hace una eternidad "mierda, estoy anclada".
Antes pensaba que se podría quedar en "pause" eternamente, a lo mejor tiene razón... a lo mejor cada una de esas veces que se miente es un "stop".
"¿Cuánto tiempo hace de hoy?"... cuánto tiempo... demasiado.
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