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Nunca he escrito en la cocina, no sé porqué; en realidad es un sitio ideal para hacerlo, casi bucólico. Así que ahora me encuentras, sobre una banqueta de cocina bebiendo café de la maravillosa “Dolce gusto” de reyes y liada con el mini portátil intentando que no se salte la línea cada vez que quiero poner una maYÚscula y de fondo: “Canciones para el tiempo y la distancia”.
Debe de ser culpa del engorde, el engorde emocional y físico, me lo recordó el “Cedro azul” ayer, cuando después de mil semanas volví al gimnasio… a lo mejor por eso no he ido hoy a maltratarme, y estoy aquí… en esta incómoda banqueta de cocina, con todo el tiempo del mundo dedicado a las canciones para la distancia, y el café. Ejercitándome emocionalmente.
Maldito cedro, maldito azul… malditos tiempo y distancia, maldita... supongo... tú.
Pd.- Intentaba beberse mi café...