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A pesar de todo escuece... ayer lo hizo y hoy volverá a hacerlo.
He lavado la herida cien veces y cien veces se me ha vuelto a abrir, algunas incluso llega a infectarse y creo perder ese desdichado órgano sobre el que asienta, pero al final acabo por darle un par de puntadas del 0, reabsorbible, con temblorosos dedos de novata, a pesar de haberlo hecho en miles de ocasiones, le inyecto altas dosis de antibióticos intravenosos; sigue ahí sigue ahí... no te vayas, por que en el fondo no puedo vivir sin él.
Pero cómo escuece, cuando me levanto, cuando me acuesto, escuece con las tostadas de tomate y no es por el tomate, escuece cuando tiro el café y cuando recorto periódicos, duele cuando llueve y muerde con ciertos acordes (sin H).
No quiero que "baje el Señor y me oiga", quiero que me escuches tú de una vez, déjame llorar en tu hombro y déjame contarte lo que escuece la herida que no logramos cerrar nunca.